viernes, 20 de mayo de 2011

Yo mujer, no votaré por Keiko Fujimori


Linda Lema Tucker
http://www.diariolaprimeraperu.com/online/especial/palabra-de-mujer_86106.html 
Extracto de un artículo de la autora, difundido internacionalmente por Alainet.


Yo mujer, no votaré por Keiko Fujimori por las siguientes razones:

Reivindica a su padre como “el mejor gobierno del Perú” y está rodeada de asesores y colaboradores de la dictadura como Jaime Yoshiyama, Rafael Rey, Martha Chávez y muchos otros.

Encarna la política corrupta y genocida que echó abajo los cimientos éticos de la sociedad peruana, sembró la violencia y la pobreza en el país. Por esta misma política fueron sentenciados su padre, Vladimiro Montesinos, Nicolás Hermoza Ríos, José Villanueva Ruesta, Santiago Martín Rivas, Carlos Pichilingue, etc., un total de 78 Fujimoristas por violación de derechos humanos y corrupción según declara la revista Caretas (Nº 2176 del 14 abril de 2011).

Además, en la década de la dictadura, en que la Keiko Fujimori se desempeñó como primera dama durante los años de 1994 a 2000 lo hizo en el período de mayor corrupción consintiendo y aprobando robos, defraudaciones y estafas. Según la Procuraduría, solo se han repatriado unos 184 millones de dólares de los 6.000 que por lo menos fueron robados durante el régimen de su padre del erario del Estado.

Las mujeres no olvidamos la conducta de la candidata Keiko Fujimori que aceptó que su madre, doña Susana fuera desalojada de palacio, la dejó sola y consintió que su madre fuera torturaran física y psicológicamente en los ambientes del SIN, para luego ocupar su lugar como primera dama y ser parte integrante del régimen inmoral de Alberto Fujimori. Acordémonos, Keiko Fujimori nunca se pronunció en defensa de su madre. Vivió alegremente en el extranjero con sus hermanos, estudiando con el dinero de todos los peruanos. A mi madre, la veneré y admiré. ¿Cómo podría votar por una mujer que tiene invertidos sus valores respecto al amor a la madre?

Esterilizaciones

Entre los años de 1996 – 2000 el gobierno de Fujimori llevó a efecto las intervenciones quirúrgicas perpetuándose cerca 300 mil esterilizaciones forzadas, en su mayoría contra mujeres quechuahablantes, aymaras y nativas humildes y analfabetas, a las que se presionaba con quitarles la ayuda económica del gobierno. Esta política fue denunciada en forma reiterada por las organizaciones feministas. En esa época era parte integrante del Movimiento Amplio de Mujeres (MAM) decidiendo desarrollar “plantones de mujeres” frente al Ministerio de salud tras investigaciones realizadas coordinadas con las mujeres rurales en las que la congresista Hilaria Supa jugó un papel relevante. Esta política genocida contra las mujeres nunca fue denunciada por Keiko Fujimori.

Las mujeres no olvidamos la política insensible e inhumana del régimen que desmanteló o vendió las empresas públicas dejando a miles de trabajadores en la calle. Recordemos que alrededor de un millón de peruanos se vieron obligados a cambiar su modo de vida; imposibilitados de conseguir empleo, optaron por crear su propio puesto de trabajo como taxistas, ambulantes o tuvieron que emigrar al extranjero para poder mantener a sus familias.

No es posible guardar silencio ni ser contemplativos ante actitudes de la candidata del Fujimorismo que ahora copia el programa de Ollanta Humala, cuando por un lado con prepotencia recibe el apoyo solapado de las empresas multinacionales que contratan a mercenarios como Hernando De Soto para que las comunidades indígenas (nativas y campesinas) vendan sus territorios ancestrales a las empresas millonarias. Expresa además absoluto desprecio por la vida e irrespeto por el dolor de los familiares de los estudiantes, compatriotas nuestros que fueron víctimas de un gobierno que avaló el asesinato y la tortura como parte de una política institucionalizada.

La opción

Las mujeres estamos seguras que las maniobras que realizan los dueños del poder económico y los medios de comunicación para favorecer a Keiko Fujimori no pasarán. A estas alturas el “Plan Sábana” y la “guerra del miedo” sembradas por El Comercio, Perú 21, Correo, Expreso, La Razón y promovidos por periodistas como Jaime de Althaus, Cecilia Valenzuela, Rosa María Palacios, Jaime Bayly, Aldo Mariátegui y Mónica Delta y otros tantos defienden tan solo la política genocida y corrupta, ahora maquillada con el fastuoso nombre de libertad de expresión. El pueblo se da cuenta que la elección de la candidata Fujimorista significaría para el Perú un retroceso para la democracia, una regresión a los métodos dictatoriales del pasado e impunidad de delincuentes genocidas.

Porque el pueblo peruano está seguro que Ollanta Humala en el poder respetará la propiedad privada, no propiciará estatizaciones forzadas, no recortará la independencia de la prensa ni la inversión extranjera y está dispuesto a que la ciudadanía monitoree su gestión gubernamental dando pruebas irrefutables que el Plan de Gobierno de Gana Perú se ejecutará con democracia, buscando una saneada economía de mercado y una justa redistribución de la riqueza que combata a la pobreza de la patria de Túpac Amaru, hasta hoy olvidada.

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