martes, 6 de diciembre de 2011

PERÚ: Inocencia Interrumpida



Ocho de cada 10 víctimas registradas de violación sexual en el Perú son niñas y chicas adolescentes. Pero hay muchos casos que no se denuncian porque el violador es un familiar. Fotografía: Amnesty International.

La semana pasada el Ministerio Público de Trujillo denunció a un grupo de trabajadores del calzado que habían violado y embarazado a once adolescentes de 15 y 16 años. Ellas eran sus compañeras de trabajo en los hacinados talleres de confección de El Porvenir.
Hace unos días, la niña Pierina Cardoza, de 9 años, fue asesinada por su propia madre, después de haber sido torturada y ultrajada sexualmente.
El 1 de diciembre, una niña de 12 años se ahorcó en su casa del Rímac. En su carta de despedida, contó que su tío la violaba desde los 6 años y que, incluso, había salido embarazada pero tuvo que abortar.
Las noticias de menores violadas son tan comunes que ya ni siquiera las cuestionamos. Lo peor es que son sólo la punta del iceberg, la culminación de una larga cadena de maltratos que se repiten cada día y a cada hora. INFOS ha elaborado la siguiente infografía:



Cada día, ocho chicas adolescentes de 14 a 17 años son violadas en el Perú. Infografía basada, en parte, en la investigación de Jaris Mujica para su libro Violaciones sexuales en el Perú 2000-2009. Elaborada por Luis Amez

YO TENGO EL PODER
Los datos recopilados en los primeros diez años de este siglo son escalofriantes. Ocho de cada 10 víctimas de violación sexual en el Perú son niñas y chicas adolescentes. La pregunta salta por sí misma: ¿por qué?
—Porque tienen el poder. Porque pueden —responde Teresa Carpio directora de Save The Children en Perú.
Todos los especialistas consultados concuerdan en que, por más absurdo que suene, éste es el principal motivo. “Tener el poder” no es otra cosa que la creencia de que un niño o niña es propiedad de los padres (o de aquél que lo mantiene económicamente) y que, por tanto, tienen el derecho de hacer lo que se desee con él o ella.
—Si estás molesto, le pegas. Y si tienes una necesidad sexual se les usa para satisfacerla, sobre todo en entornos fuertemente machistas —afirma Teresa Viviano del CEM (Centro de Emergencia Mujer del Ministerio de la Mujer).
En la mayoría de casos, el abuso sexual es solo el final de una larga cadena de otros abusos. La violación es simplemente la culminación de un proceso de violencia psicológica o física y que muchas veces llega a la muerte, como en el caso de Pierina. Las cifras por estos tipos de maltrato son casi tan alarmantes como las de violación sexual.


Entre enero y agosto de este añoa través de los Centros de Emergencia Mujer se atendieron 7,264 casos de menores afectados por violencia familiar y sexual. De ellos,  2,998 fueron violencia psicológica; 2,045, violencia física(28.1%), y 2,222, es decir, la tercera parte, fueron casos de violencia sexual.

IMPUNIDAD SIN INTERRUMPIR 
La alta frecuencia de estos casos se explica, en parte, por la ausencia de sanciones, como vimos en la entrega anterior. Solo uno de 6 violadores denunciados termina en prisión.
Un caso sintomático es el de Leoncio Vásquez Solís, Presidente  de la Segunda Sala Penal de Huánuco quien, entre fines de febrero e inicios de marzo, dejó en libertad a 8 sujetos denunciados por violación sexual a menores de edad. Entre los liberados se encontraba Germán Ruiz, un señor de 60 años, quien, en compañía de su hijo de 30, violó a varias niñas.
INFOS obtuvo el testimonio de una de las niñas víctimas, P.Y.S., una niña que todavía no cumple 10 años:
Policía: En cuántas oportunidades y si puede precisar la fecha, el lugar y hora de tales hechos en que su persona ha sido víctima de violación
P.Y.S.: Tenía 5 años, estaba en mi casa, había salido a orinar afuera y Germán me dijo ‘ven te voy a regalar mangos’ (..) cuando llegamos, él me dijo ‘vamos a violarnos’, yo le pregunté ¿qué es violar? Y él dijo ‘tú te agachas y yo te meto mi pene’, entonces él me sacó mi buzo azul y yo no tenía ropa interior (…).
El pasado 30 de noviembre, el Consejo Nacional de la Magistratura, ante la presión de la prensa, decidió no ratificar en su cargo a Vásquez Solís.
Según estadísticas de la ONG Acción por los Niños, solamente 163 de 1,874 acusados de violación sexual de menores en el Perú han sido sentenciados este año.

REVIVIENDO EL TRAUMA
Pero regresemos al testimonio de P.Y.S., la menor víctima de Germán Ruiz. Veamos nuevamente la pregunta:
 —Policía: En cuántas oportunidades y si puede precisar la fecha, el lugar y hora de tales hechos en que su persona ha sido víctima de violación
Estos duros procedimientos legales, en los que la pequeña víctima tiene que revivir la traumática experiencia, son otras de las razones por las que la mayoría de víctimas decide no continuar el proceso.
Por ejemplo, la ley peruana permite la confrontación con el violador cuando la víctima tiene más de 14 años de edad. Aún más grave es que, a pesar de que  la Ley N° 27055 prohíbe que los niños y adolescentes repitan su declaración una y otra vez, esto sigue sucediendo. Como en el caso de P.Y.S.
—Hemos visto a madres que han tenido que taparle la cara con un trapo a sus hijos para que le puedan contar al policía qué fue lo que sucedió —cuenta Teresa Carpio.
Aquí es donde cobra especial importancia el uso de la cámara Gesell, una habitación acondicionada para permitir que varias autoridades observen a la víctima mientras esta declara, sin que ella lo note.  Sin embargo, hasta el 2009 solo existían 10 de estas cámaras en todo el Perú y habían atendido poco menos de 2 mil entrevistas en dos años. La implementación de esta herramienta es aún muy lenta, recién en setiembre de este año Trujillo adquirió su primera cámara Gesell.
Otro absurdo de nuestro sistema legal es que, durante el proceso de denuncia, el presunto violador tiene derecho a un abogado de oficio mientras que la víctima tiene que contratar a uno.
De hecho, la única entidad del Estado que se encarga de brindar apoyo psicológico y legal a las víctimas de violación es el CEM. Sin embargo, de sus 138 sedes en todo el Perú, el único centro que está  condiciones óptimas para hacerlo es el del Centro de Lima.
Del mismo modo, el Estado no dispone de un albergue especializado en recibir a víctimas de violencia sexual que se encuentren en estado de abandono.
Pero todos estos son casos de esas pequeñas víctimas que, en algún momento, han denunciado su caso o pedido ayuda.
Lamentablemente, hay miles que ni siquiera se denuncian.
—La madre o los familiares argumentan que estarían mandando a un familiar a la cárcel y lo protegen —explica Teresa Carpio—. Sabemos de otros casos donde el victimario arregla con la familia de la víctima con un animalito o un producto para evitar ser denunciado.
El número de violaciones sexuales a menores de edad se ha mantenido constante en el tiempo y  no parece que esa situación vaya a cambiar, al menos hasta que exista una lucha directa contra el maltrato infantil, hasta que la sociedad se dé cuenta que castigar o golpear a los niños no es un método de enseñanza sino una vulneración a sus derechos, hasta que reconozcamos que los niños tienen los mismos derechos que nosotros, los adultos.

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